La manta raya es una criatura que vive su vida en paz, los territorios de los machos y las hembras pueden superponerse en busca de alimento y, en general, no se molestarán entre sí y simplemente seguirán su camino. La excepción llega en el momento de aparearse, los machos comienzan a explorar nuevos territorios con la esperanza de toparse con hembras con las que aparearse con éxito.
El apareamiento puede ocurrir en cualquier época del año para estos animales. Los machos son muy dominantes cuando se trata el proceso de apareamiento, las hembras tratarán de alejarse de los machos, pero en general no puede nadar lo suficientemente rápido como para escapar, aunque puede tomarle hasta 30 minutos para el macho el capturarla.
Desde ese momento ella seguiré luchando, por ello, el macho la muerde para sostenerla en su lugar durante el apareamiento. No existe cortejo y tan pronto como el apareamiento termina se van por caminos separados. Algunos machos pasan más tiempo buscando compañeras en vez de alimentándose, esto los puede debilitar y permitir que las hembras a las que persiguen puedan escapar.
Debido a la abundancia de alimentos en determinadas áreas, puede haber muchas manta rayas en un área dada, puede parecer que forman un pequeño grupo, pero simplemente no es la realidad.
Las rémoras se encuentran comúnmente montando a las manta rayas también, consumen parásitos y otras entidades problemáticas para estas criaturas, también se alimentan de los restos de comida que la manta raya no es capaz de consumir a través de su sistema de filtración. Al manta raya no parece realmente importarle que la rémora esté sobre su cuerpo, como si supieran que estas criaturas están sirviéndoles para un propósito.
Dado que la manta raya pasa mucho tiempo en la superficie del agua, a menudo se observan sus acrobacias, se involucran en una variedad de giros, saltos y volteretas. Este tipo de comportamiento, se cree, es parte de cómo mantienen su cuerpo limpio de parásitos, también existe evidencia que sugiere que las hembras saltan una y otra vez antes de dar a luz, la razón de este comportamiento no se conoce todavía.
Las hembras no gastan tiempo al cuidado de sus hijos, en cambio sus hijos deben valerse por sí mismos después de haber nacido. Es frecuente encontrar algunos pocos de ellos dirigiéndose hacia la costa, aunque realizan ningún tipo de interacción social. En su lugar, están allí por la supervivencia, deben estar cerca de la superficie y de la costa, si quieren sobrevivir, a medida que se hacen más grandes en tamaño se moverán hacia aguas más profundas.
A pesar de que la manta raya no pasa mucho tiempo en compañía de los demás, parece que les va muy bien con los humanos. Pueden estar en las mismas aguas con ellos sin que surjan problemas. Mientras la manta raya no sienta amenazada por los seres humanos todo lo seguirá estando bien en el área.